La Cofradía viste túnica de terciopelo color rojo sangre, con cíngulo negro, capa negra de raso con vistas blancas, capillo, calcetines y guantes blancos y zapatos negros. La razón de tales colores radica en su contenido simbólico: El rojo simboliza la sangre martirial del Señor, derramada en la Pasión y el negro representa el luto que su muerte genera en el hombre y en el mundo; pero lejos de quedarnos en la mera expresión de ese sentimiento de dolor, se ha querido representar con el otro color utilizado por la Cofradía, el blanco, -que atraviesa enteramente la indumentaria procesional del cofrade, de la cabeza a los pies- la esperanza cierta en una Resurrección que rasga las tinieblas y transforma la muerte en vida.
Es importante destacar el emblema de la Cofradía, bordado en oro sobre raso negro, de grandes dimensiones y que se lleva en el costado derecho, sobre la capa. La razón de dichas características, extrañas al ámbito de la Semana Santa Leonesa, tiene también un sentido simbólico: actúa a modo de sello o marca bien visible que recuerda a los hermanos y a cuantos los ven la única razón de su procesionar: la conmemoración de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor, reflejado en el emblema que contiene las tres cruces del Calvario, la corona de espinas y los tres clavos, enmarcado todo ello por un óvalo. Dichos emblemas son bordados desde nuestros orígenes por las RR.MM. Benedictinas de Sta. Mª de Carbajal y presentan además una curiosa peculiaridad: a fin de permitir la inmediata identificación por todos los hermanos de los miembros de la Junta de Seises y del Abad en sus diversas funciones de organización, los emblemas de los Seises van provistos de un doble óvalo, y de uno triple el del Abad, siendo éste el único que puede conservarlo honoríficamente al término de su mandato.